Tenemos
que usar todo lo que tenemos, en beneficio de otros.
No
debemos acumular o guardar, si no que compartir, porque cuando compartimos
crecemos, mientras que si tratamos de poseer algo o a alguien, seguramente lo
perderemos. Esa es la ley, y cuando la vivimos la podemos ver funcionando en
todo nuestro alrededor.
Si
tenemos un paquete con semillas y la guardamos en un armario y allí las
olvidamos, nada pasará, pero si las sembramos en la tierra y las cuidamos, no
sólo crecerán, sino que se multiplicarán y producirán cada vez más. Así pasa
con todo lo que tenemos. Nunca debemos apegarnos a ello y sí compartirlo
alegremente y observaremos crecer más y más en cantidad y calidad.
Cuando
actuamos de esa manera, movidos por el amor, la caridad y la fraternidad
tendremos siempre todas nuestras necesidades atendidas. Porque el padre sabe, más
que nosotros mismos cuales son nuestras verdaderas necesidades.
Maria
Soledad Piñeiro
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