Nuestros cuerpos: Espirituales y Físicos para mejor comprender éste tema, recomiendo leer la nota de Medíunidad...
Este cuadro es para que mejor puedan comprender el tema aquí desarrollado.
Cuerpos espirituales:
-ÀTMICO – Ch.Coronario ↓ Ternario
Superior Trindad Divina
-BÙDICO – Ch. Frontal ↓ YO
-MENTAL (Causal) Individualidad
-SUPERIOR- Ch.Laringeo ↓
Cuerpos materiales:
- MENTAL (7) ↓ Cuaternario Inferior
INFERIOR- Ch.Cardíaco
-ASTRAL - Ch.Esplénico (7) ↓ Yo
Inferior
-ETÈRICO- Ch.Umbilical (7) ↓ EGO ↑
-FÍSICO - Ch. Básico (7) ↓
Personalidad. ↑
→ → →
Los seres humanos tenemos conciencia
septenaria. Somos estructural mente compuestos por siete dimensiones
vibratorias principales, que están en perfecta armonía con los diversos planos
del cosmos. Ellos son: Átmico, Búdico, Mental Superior, Mental Inferior, Astral,
Èterico, Físico.
Éstos cuerpos sutiles tienen su
representación en centros transformadores de energía, que se definen como Chacras
(o vectores): Coronario, Frontal, Laríngeo, Cardíaco, Umbilical, Esplénico,
Básico .
Hay un principio septenario,
regulativo de la vida en el cosmos, son vibraciones cósmicas inter-penetradas.
Esos cuerpos sutiles serían la expresión de vida en el mundo manifestado, en
siete grandes planos vibratorios, siendo los chacras especies de antenas
receptoras. Esas vibraciones cósmicas son la propia representación vibracional
del creador, que manifiesta su propia naturaleza en la Tierra, a través de los
elementos, fuego, agua, tierra, aire…
Cada uno de éstos planos, presenta
siete sub-planos en graduaciones ascendentes, de la materia de cada plano (es
aquí donde vemos las rondas, razas y sub-razas). Éstos planos no se encuentran
en determinado lugar del espacio, ni arriba, ni abajo, como muchas veces se
piensa. Son ellos estados de conciencia, perceptibles o penetrables de acuerdo al
estado evolutivo de cada uno, que sea capaz de percibirlos. Éstos planos se
ínter-penetran, sin para eso coexistir en el mismo espacio, o mejor, fuera de
aquello que conocemos por espacio, porque (reitero) no es un lugar, es un
estado de conciencia.
Por eso la idea de que cuando desencarnamos
vamos para otro lugar, es errónea. Primero: porque la muerte no existe, es solo
un cambio de estado.
Segundo: porque el lugar de los
desencarnados es aquí mismo donde estamos, lo que varía es el grado de
percepción y las condiciones totales en que cada uno se encuentra. Mal
comparando, podemos decir que el desencarnar, es como quitarse de encima un
pesado ropaje. Pero permanecemos en el mismo lugar. Esa ropa es la materia
densa, física, de la cual nos deshacemos, así como el cuerpo etérico (que puntualmente
lo veremos en otra nota).
La centella divina (nosotros) es de
la misma naturaleza del creador del absoluto. El no puede descender para los
planos del universo manifestado y sumergirse en la corriente evolutiva. Es por
eso que él proyecta, el Yo superior la individualidad, que posee toda la
esencia de su perfección, es ella la extensión de su centella divina. Ella está
contenida en los cuerpos superiores: Átmico, Búdico, Mental Superior (causal).
Ellos contienen las divinas
cualidades de: voluntad, amor, sabiduría, acción.
Son ellos tres cuerpos de perfección,
reflejos de la perfección divina. Son el hombre real, es nuestro Yo interior de
luz y belleza perfecta, que no tiene necesidad alguna de perfeccionarlo, porque
ya lo es.
Ellos son la parte divina del hombre,
depositarios de sus ilimitados poderes, de la divina sabiduría del perfecto
amor.
Nuestra meta evolutiva. Es de ahí que
surge el conocido proverbio Oriental: “Volver hemos a lo que en realidad somos”
Somos dioses, en nuestra
Individualidad. El Yo superior es nuestro Dios interno, nuestro espíritu
inmortal.
Pero no olvidemos nuestro Yo inferior,
la personalidad el ego, o Cuaternario inferior compuesto por: el cuerpo mental
Inferior (o concreto), Astral, Éterico y Físico Denso.
Estos son cuatro vehículos
transitorios y perfectibles: o sea necesitan ser perfeccionados. Son éstos
cuerpos que el Yo superior se utiliza para actuar, en los tres mundos de la
ilusión: Mental, Astral, Físico. Donde se construye y se amplía la toma de
conciencia, que habilitará el retorno al nivel divino.
Solamente aquí, en éstos cuatro
vehículos Inferiores, se registran las temporarias imperfecciones, de nuestro camino
evolutivo. Es donde experimentamos, vivenciamos. Ellos son como nuestros
cuadernos escolares, donde los primeros son borrones, ganchos... que poco a
poco van mejorando, hasta perfeccionar la letra. Es nuestro Curso: Como
volvernos divinos y lo estamos cursando, en las escuelas planetarias del universo.
Cuando nuestra conciencia descendió
del nivel divino, se sumergió en los planos inferiores para evoluír. Siendo
expulsa del paraíso (como lo cita la Biblia) hasta entonces era la conciencia
enfocada al nivel del Átma-Búddhi-Manas. Cuando eso sucedió, fue delimitada una
barrera que impide el retorno inmediato. Simbólicamente representado en el Ángel
con la espada incandescente, puesto como centinela alrededor del jardín del Edén,
para garantir que Adán y Eva, no pudieran volver saltando el muro. Eso quiere
decir: qué solo podemos volver por la puerta de adelante, después de idas y
venidas, entre planos y sub-planos, después de muchos ganchos y borrones y
solamente después de superar y abandonar definitivamente el Yo inferior.
El Yo superior y el Yo inferior están
bien representados en el Centauro de la mitología Griega. La parte humana
representa el Ser divino, el Yo superior, y la parte animal representa al ego,
al Yo inferior.
Es en los cuerpos inferiores que se
imprimen nuestros errores y fallas, de todo el curso que venimos realizando a milenios.
En el cuerpo mental, se acumulan los
residuos de los malos pensamientos, formando figuras desequilibradas, abscesos
estagnados, ideas fijas y otras deformidades, plasmadas en la materia mental de
ese cuerpo.
En el cuerpo astral quedan
registradas las emociones indeseables, raíz de la patología del cuerpo y de la
mente. En de correncia de ello el cuerpo etérico deforma y enferma los órganos
y sistemas. Y el pobre cuerpo físico es quien sostiene todo eso, además de
soportar todas las agresiones directas del plano físico.
Todos esos cuatro vehículos-cuerpos,
en especial el mental, es sede de las energías modeladoras más potentes, capaz
de alterar la forma y estructura de los demás cuerpos (inferiores).
Como se dice popularmente: “La mente
que enferma Cura”.
La Espada incandescente,
simbólicamente representa una válvula de seguridad. Lo que quiere decir que
allí, es restringida la entrada de todo lo que proviene del Yo inferior.
El cuerpo mental superior (causal),
es construido a través de las existencias Multimilenares, con un material
especial, cual??? La esencia de todo lo más puro y bello que el hombre envía a
su conciencia. Cada vez que vibramos un pensamiento un sentimiento elevado, un
color definido se agrega a la sustancia de ese vehículo. El aspecto de ese
cuerpo en seres evolucionados, es de una belleza celestial.
Éste cuerpo es la fuente de conexión
con la mente divina, es el reflejo de la intuición pura: conocimiento real e instantáneo,
global. Sin pasar por los laboriosos procesos del intelecto o sexto sentido,
que en la era de Acuario vendrá a desenvolverse muchísimo.
Éste cuerpo mental superior es un
vehículo, que raras personas tienen acceso a él conscientes. Conclusión: nada
que sea imperfecto puede alojarse en éste cuerpo luminoso. Nada que no sea de
su propia frecuencia divina, tiene acceso a éste nivel de nuestro Yo real
superior.
Ni en nuestros peores momentos,
podemos macular su belleza, lo máximo que podemos hacer es cesar por algún
tiempo de enviar el material propio para su construcción.
El cuerpo Búdico es nuestro nivel divino
de amor y sabiduría, es el plano de la iluminación.
Lo puede alcanzar solamente un iluminado
como lo fue Jesús, Pitágoras, Buda... etc.
Una rápida ligera conexión con ese
nivel supremo, provoca una indescriptible expansión de conciencia, que lleva al
ser conectarse con el corazón divino, con la unidad esencial de todas las vidas.
Esa experiencia es muy rara y solo la
puede obtener un discípulo, con la intervención directa de un maestro de
sabiduría, alguien que ya opera en la radiante realidad de ese nivel de
conciencia.
Debo subrayar que existe una gran
diferencia, entre la calidad de conciencia del nivel mental superior a la
conciencia Búdica.
El cuerpo Búdico es un plano de
sentimientos de la unidad, un nivel de conciencia muy elevado. No es así nomas
que puede ser alcanzado. Es necesaria una iniciación para ello. Su luz una vez
tocada por la conciencia, ese ser se vuelve un manantial de compasión ilimitada,
de auténtica sabiduría. Sabiduría del corazón.
El corresponde al Cristo en nosotros,
cuando el despierta completamente en el hombre, en una iniciación superior, es
como un segundo nacimiento: el iniciado, o sea aquel en el cual el Cristo
interno (conciencia Búdica) nació.
Podemos hablar del cuerpo Búdico,
tener vagas nociones de su maravillosa naturaleza, y soñar con el día en que
lleguemos a su nivel de conciencia, realizando el Cristo interno en nosotros.
Pero... cuando se dice que se puede intervenir, trabajar esos cuerpos superiores,
es un absurdo total. Es pretender intervenir en la pura luz Crística.
Con nuestro limitado instrumento del intelecto.
Eso no solo es inútil si no que digno de piedad, por el absurdo técnico que eso
representa, así como la ceguera de conciencia. Es como si se quisiera dar brillo
a los rayos del sol.
El cuerpo Átmico es el aspecto que
expresa la voluntad de la mónada divina. Es poco lo que puede ser dicho o
conocido de éste cuerpo, al nivel que nos encontramos. Él es aquel qué
constituye la parte superior del Yo real, la conciencia del Logos el Nirvana la
unidad.
Prefiero respetar lo inefable.
Aquellos que puedan tener acceso a ese nivel de conciencia, son aquellos que
nada dirán de él. “Los que saben no hablan, los que hablan no saben” dice un
viejo proverbio de conocimiento superior.
Debido al nivel vibratorio qué nos
encontramos en la actualidad, diría qué es imposible acceder esos planos
superiores, a no ser por iluminados (que son muy raros). A los demás
componentes de la humanidad, terapeutas, apómetras, espiritualistas de todos
los órdenes, nosotros...en fin, simples seres humanos, aspirantes a aspirante
de discípulo de sabiduría, debemos resguardarnos del ridículo de pretender
dichas intervenciones, tan imposibles como desnecesarias en esos planos. Sí
debemos tratar con toda la humildad posible y mayor eficacia, de los cuatro cuerpos
inferiores.
Qué la misericordia del altísimo nos
permite acceder. Para compensar los milenios pasados, en que nos ocupamos de
desequilibrarlos, enfermarlos y macularlos, no solo los nuestros, si no qué
también cuerpos ajenos.
Generalmente por orgullo, ansia de
poder, egoísmo, avaricia en provecho propio... etc. Recordemos que nunca
llegaremos a los estados de conciencia superior, salteando los planos inferiores.
Primero es necesario pasar, sanar, superar, el Cuaternario inferior. Es esa
nuestra realidad, no debemos engañarnos a nosotros mismos. Y eso solo es
posible a través del amor, reactivándolo y alimentándolo en nuestros corazones.
Re-aprendiendo amarnos y amar a
nuestros semejantes; eso incluye el perdón y la tolerancia.
Como podemos pretender ascender a
planos superiores, donde es puro amor, luz, compasión, armonía, cuando muchos de
nosotros desconoce lo qué es. O mejor, lo conoce por bellas palabras, no por acciones.
Cuántos hay que anhelan ese ascenso y
se creen merecedores de él, pero en su propia vida no practican el verdadero amor.
Muchos hay que pasan, meses, años, sin hablar con sus padres, hermanos, hijos...
etc por un desentendimiento, resentimiento, por sentirse ofendidos y con razón
o sin razón, por puro orgullo son incapaces de perdonar. Pregunto: puede ese corazón
estar preparado para el ascenso???
Muchos dicen... yo soy bueno no le
hago mal a nadie... pregunto: y el bien lo hacen??? Cuántos hay que dedican
horas de sus vidas a oraciones, en templos... y cuando salen de allí, le dan
vuelta la cara, ignoran, a un indigente qué en la calle pide ayuda. Y cuando
llegan a su casa, no tienen paciencia, siquiera mantienen un diálogo con sus
hijos, esposos, esposas... etc. siendo indiferentes a los suyos propios,
olvidando qué es allí, en el seno de su hogar, que comienza la práctica del amor
y la caridad.
Crees que así se está preparado para
el ascenso??? No estoy aquí emitiendo un juzgamiento, lejos de mi está querer
hacerlo. Solo estoy haciendo una invitación a mirarnos profundamente. Somos
buenos padres, hijos, hermanos, amigos, ciudadanos??? Reciclamos nuestros
residuos, no tiramos colilla de cigarros en la calle??? Plantamos algún árbol,
velamos y cuidamos a nuestros niños y ancianos??? Practicamos algún tipo de caridad
desprovista de cualquier interés??? Preservamos haciendo uso con responsabilidad
de todo lo que nos rodea en éste gran hogar que es nuestro planeta???
Discriminamos o tenemos pre-conceptos
con personas que son o piensan diferente a nosotros??? Tengamos en cuenta que las
otras personas son el espejo, donde nos reflejamos. Procuremos corregir en
nosotros, todo aquello que tanto nos incomoda en ellos. Transformarnos en
mejores personas, día a día, es nuestra mayor responsabilidad.
No podemos pretender ser dioses sin
antes ser buenos seres humanos y eso lo somos a partir de las pequeñas cosas
con las cuales construimos un camino de amor y de luz.
Roguemos al creador que en su
infinito amor y bondad: “Ilumine el camino que nos llevara nuevamente de
retorno a casa”.
Maria Soledad Piñeiro.
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