Debe
haber unidad en la diversidad. Apreciemos todos los caminos que llevan a la
cumbre, al creador. Son ellos muchísimos, diferentes, y sin embargo cada uno
lleva a la misma dirección... A la misma montaña. Y cuánto más sea la
aproximación de la cumbre, mayor será la unidad, hasta que todos nos volvamos uno
en él y ya no habrá más diversidad sino
completa unidad.
Podemos
ver cómo esto está ocurriendo cada vez más en la mayoría de los centros de luz
que hay por todo el mundo.
A cada
día veremos empeorar más la situación de nuestro Planeta y volverse cada vez
más oscuro. Estamos en pleno proceso de transformación, depuración, que es
necesario e inevitable. Ello forma parte de nuestra evolución, humana y
planetaria. Son en éstos momentos tan difíciles que estamos viviendo y en los
muchos otros que vendrán, que cada centro de luz, cada ser humano, debemos ser
cada vez mas brillantes, mas iluminados. Hasta que la luz supere la
oscuridad. Debemos ampliar nuestra visión, nuestra consciencia para poder
observar y comprender todo lo que esta sucediendo. Pero es fundamental, comprender,
que todo comienza en nuestro interior, darnos cuenta, que todo lo que
sucede en nuestro ser, se exterioriza, refleja en nuestro entorno y
así en el mundo entero. Es por eso muy importante cultivar la paz interior,
del corazón y de la mente...
La
armonía, la comprensión, la tolerancia, el amor profundo debe fluir entre todos
nosotros. Sin importar las diferencias, los rótulos.
Amemos-nos
los unos a los otros. Practiquemos
la verdadera fraternidad, solidaridad, caridad sin distinción.
Vivamos
el amor en toda su plenitud, extendamos nuestras manos con amor, con perdón…
Seamos hermanos!!!
Porque
delante del padre somos todos iguales.
Seamos
luz por donde quiera que pasemos.
Maria
Soledad Piñeiro.
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